miércoles, 30 de junio de 2010

LA FURIA ROJA

Sí, hecho una furia estoy yo al enterarme de la prima que le van a dar a cada jugador de la selección española si ganan el mundial: 550.000 €.
Después del dineral que tiene que costar tener allí a la tropa, porque seguro que los señoritos no se conformarán con hoteles de 2ª ni con comer menús del día, no, van a todo lujo y con sus propios cocineros.
Y rojo, rojo me he puesto esta mañana cuando al abrir el archivo de mi nómina he visto que vienen 37,52 € menos (la rebaja de ZP). Ya sé lo que más de uno pensará: “eso apenas es dinero”. Pero lo que pocos saben y no me importa decirlo (porque mi sueldo es público y pagado por cada uno de los españoles) es que cobro 1153,94 € descontado lo que se queda MUFACE. A esto habría que restar el IRPF que ningún mes es igual, con lo que a duras penas llego a los 1000 € al mes, con un sueldo en la casa, esposa e hija (y otro que viene de camino, que para colmo no pillaré cheque bebé).
¿Es que hacen mejor su trabajo los jugadores de la selección española que el funcionario que procura llevar al día los expedientes?. Pienso que no.
Esto de las primas no lo entiendo, si te pagan un sueldo es para cumplir con tu trabajo, entonces la prima ¿para qué es?.
Yo al sistema de primas le daba la vuelta: Partes de un sueldo, que es el que te pagan por cumplir tus objetivos, y por cada objetivo que dejes de cumplir te quito un porcentaje (en función de la importancia del objetivo incumplido), así no habría funcionarios vagos ni futbolistas caprichosos.
Sé que más de un futbolero me va a tomar manía, pero me da igual, nunca he entendido el disparate de la especulación del fútbol.
Mientras tanto me tocará seguir animando a la selección española, echando números con la calculadora para sacar todos los pagos adelante, porque me han bajado todos los conceptos del sueldo, pero lo que no me han bajado son ni las retenciones de MUFACE, ni la factura de la luz, ni la del agua, ni la hipoteca…
Pero bueno mañana nos espera otra sorpresa más: Subida de IVA (mientras tanto estoy cogiendo complejo de torero, capeando el temporal).

martes, 29 de junio de 2010

42,195

Casi todos los que tenemos esta afición seguimos en ella gracias a los retos que nos vamos marcando.
Después de un tiempo en este mundillo del correr (no me gusta la palabra “running”), me he dado cuenta que pocos se conforman con “mantenerse” y muy pocos lo hacen “por salud”.
Hay que reconocer que la práctica del atletismo a un nivel popular es saludable, pero llegamos a un punto en que deberíamos preguntarnos si es tan saludable el buscar los límites de cada uno.

Hablo de límites de distancia, de tiempos, de barreras físicas y psicológicas, ¿qué soy capaz de aguantar?. Sí, somos masocas, nos gusta el sufrimiento, porque después de un reto superado nos hacemos mejores, más fuertes.
El dolor es momentáneo, el orgullo y la gloria para siempre. A algunos se le reconocerá públicamente y a la inmensa mayoría nos bastará con saber que hemos podido.
Al finalizar un reto, normalmente acabamos extenuados, pero nos sentimos vencedores, independientemente de la posición en que hayamos acabado, y ese sentimiento nada ni nadie nos lo puede quitar. Esto es lo que me hace seguir y a la vez lo que nos hermana a todos los corredores.
¿Quién no le ha dado la mano alguna vez a algún desconocido con el que ha cruzado la línea de meta?. En la última “dura” que he corrido, la Subida a la Ragua, al acabar me fundí en un abrazo con otro corredor que no había visto en mi vida, fue un gesto espontáneo, pero dijo mucho, yo estaba orgulloso por cómo a pesar de mi bajo estado de forma había enfocado la carrera y cómo la había acabado. El otro corredor tendría también sus motivos para emocionarse.

Pocos deportes son tan individualistas y a la vez hacen a una persona tan humana como el atletismo.
Definitivamente pienso que buscar tus límites no es saludable, pero peor sería fumar varios paquetes de tabaco al día tumbado en el sofá hinchándote de patatillas fritas, al menos, para mí, es más aburrido. Algunos prefieren pasar un par de horas viendo cualquier cosa en la tele, yo sin embargo he elegido pasarlas con unas zapatillas de correr y llenándome de sensaciones, aprendiendo a ser mejor persona con cada zancada, a empequeñecer los problemas del día a día, a comprender a mi mujer por la riña que acabamos de tener, a no ver a mi hija como un demonio con carita de ángel.
Pocas veces me ha dado pereza calzarme las zapatillas y cuando he tenido morriña, al empezar a trotar se me ha pasado y al llegar a la casa y empezar a estirar me embarga una grata sensación de bienestar y placer por haber hecho los deberes.
Después de varias carreras algo más “duras”, aún tengo una asignatura pendiente, cada vez noto más su llamada, oigo como me reta “el tío del mazo” a intentar pasar el temido “muro”.
Quizás haga el intento en la Maratón de Málaga, bautizarme en el bautizo de una carrera, me gusta como suena. Es ideal, llanita y en la playa.
Mi idea es moverme entre las 3 horas 10 – 3 horas 15. Sin agobios, objetivo prioritario: “Acabar”.
Siempre he comentado que no me llama la atención hacer una maratón, pero sí me gustan los retos y éste es uno nuevo, quizás accesorio de otros que considero más principales, como ultrafondo y carreras por etapas.
Pienso que antes que embarcarme en cualquiera de ellos tengo que ir preparándome psicológicamente a enfrentarme a mí mismo, creo que tiene que ayudar enormemente el enfrentarse a situaciones límite y superar escollos, esto deja cicatriz y refuerza tu mente.
Los que me conocen lo saben, soy un “culillo mal asiento”, así que lo que pienso hoy puede cambiar mañana. A lo mejor (o a lo peor) elijo estrenarme en una maratón de montaña (¿Jarapalos?), con lo que el objetivo parcial de la marca me lo ahorraría.
Quizás haya corrido carreras más duras que una maratón, o quizás no. Sólo podré saberlo y comparar cuando le haya hecho un “corte de mangas” al temido tío del mazo y cruce la línea del 42,195.

martes, 22 de junio de 2010

I Carrera de Fondo Ciudad de Baeza (20-06-2010)

Como decía una canción de Loquillo “treinta y tantos….”. Esa parece que es la posición a la que últimamente estoy abonado.
En Calahorra fui el 34º y en el nacimiento de esta carrera (que espero siga por muchos años) el 32º.
Como en casi todas las carreras no iba en condiciones óptimas. Si a una noche casi en vela (mi hija ha empezado con los miedos nocturnos), le sumamos unas cuantas cervezas y bocatas de lomo de más (era la fiesta del “cole” de la princesita), añadimos al cóctel el haber estado pintando habitaciones, el día de la carrera, desde las 9 de la mañana hasta las 6 de la tarde (sentándome 45 minutos a comer), lo metemos todo en una coctelera y agitamos; obtenemos un malestar general y una sensación extraña en la barriga que no es nada aconsejable para realizar una carrera de fondo, que para más INRI era desconocida.
Con el cuerpo no muy católico me fui para casa de Fini y le gorroneé un trozo de manzana para ver si mejoraba algo mi malestar. Partimos para Baeza, por el camino hablamos de nuestra táctica, bromas a parte decidimos que un ritmo “cómodo” sería salir sobre 4’10’’- 4’15’’ y al final de carrera, si quedaban fuerzas, meter una 6ª velocidad.



Llegamos sobre las 7.00 al campo de fútbol de Baeza, saludos a toda la gente de mi club y a la multitud de conocidos de las carreras populares, recogimos el dorsal y a calentar. Aquí me separé del que iba a ser mi compañero de aventura, Serafín fue al baño de unos vestuarios y yo a otros (cada uno al suyo, mariconadas las justas), me dirigí al control de salida y me situé muy bien (en la 6ª o 7ª fila), no paraba de mirar para atrás buscando a Fini, pensé que se lo había tragado el WC, pero cuando ya lo daba por perdido, apareció saltándose todas las colas y situándose al lado de Miguel Ángel (una de las máquinas del Caja Jaén) en primera fila, como le gusta chupar cámara al tío.
Me llaman y al girarme veo que era Montes, corredor del Torremolinos, tendrá sobre los 60 “tacos” pero me da caña tanto en montaña como en asfalto. Me alegro mucho de verlo pero empiezo a sentir manía persecutoria (lo ví en Andújar, Salobreña, La Calahorra y ahora en Baeza), bromas a parte pienso en él como una alternativa para rodar por si se me adelanta Fini. Lolo (de mi club) se sube al carro del 4’15’’ y decide hacer la carrera con nosotros.
Pistoletazo y salida rápida para encontrar cada uno nuestro lugar, el primer kilómetro intentamos acercarnos a Fini, menos mal que nos vio y aflojó el ritmo, cuando nos ponemos a su altura me doy cuenta que llevamos un ritmo medio de 3’37’’ y empiezo a quejarme cuán nenaza que llevo dentro: “esto no es lo acordado, me niego a seguir”, ralentizo (lo que me dejan) algo el ritmo.
Nos sacan por una especie de vía verde y llegamos al km 2 donde empieza una cuesta arriba de aproximadamente un kilómetro de larga.
A lo lejos vamos intentando identificar a la gente y vemos a Manolo “el Champion”, temía que sufriera otro golpe de calor, intenté concienciarlo antes de la salida para que no apretara mucho, pero por suerte no me hizo caso. Un poco más delante del Champion vi a Luis del Alcazaba y pensé “muy fuerte ha empezado éste”, por último, de Fondoman (vaya mariconada de avatar) ni rastro.
Montes se veía a una distancia prudencial y no tengo mas que palabras de admiración para él, está hecho un toro (que son casi 60 “tacos”), sinceramente pensé que lo pasaríamos (pero esto no ocurrió).
La carrera entra otra vez en Baeza y poco a poco va notándose el calor y los ánimos de la gente.
Empieza a pasarse el malestar de cuerpo que tenía y me sentía muy a gusto rodando hombro con hombro con Fini y Lolo. Nos pasó un corredor al poco de entrar en Baeza y jugué a hacer la goma con él, empezaba a notarme bien. La carrera era muy larga y desconocida y no quería machacarme demasiado pronto.
Me acordaba mucho de la media del Renacimiento (mi bautizo en medias), esos socavones, esos adoquines, esos corredores buscando a cada momento las aceras para pisar en firme.
Por las aceras de Baeza vimos a David (del Alcazaba) animando. (David, cobardica, te colocan un par de cuestas y te amariconas, aprende de tu santa esposa).
Los kilómetros iban pasando y propuse pisar algo el acelerador a partir del km 10. No tuve mucho apoyo en la proposición y pensé que era mi ocasión para vengarme de mi amigo y vecino.
Comenzamos un vertiginoso descenso por las empedradas calles de Baeza por el casco antiguo y decidí adelantar el planeado cambio de ritmo, apreté y se vinieron otros dos corredores conmigo, al principio pensaba que eran mis escuderos de carrera, pero en la plaza de Baeza me di cuenta que no eran ellos. El descenso fue precioso, había ocasiones en que a causa de lo estrechas y esquinadas que eran las calles pasábamos rozando los muros (parecía que corríamos y todo), serían 2 ó 3 minutos en que el ritmo cayó muy por debajo de los 3.30.
Había abierto un pequeño hueco con Lolo y Fini, así que colaboré con mis nuevos acompañantes haciendo relevos para mantener el ritmo, la media estaba siendo de 4 minutos, con lo que me daba por satisfecho. Sabía que tenía que abrir un hueco considerable para que no me sorprendiera mi vecino con su final explosivo.
Luis (del Alcazaba) había pinchado y lo pasé sobre el km 11, empecé a sentir de nuevo malestar en el cuerpo, me estaban dando ganas de vomitar, con lo que pensé en bajar el ritmo, pero no podía dejar que me humillara de nuevo Fini, con lo que aguanté como un cosaco.
Me pasó otro vecino (Fernando), hay que ver que forma ha cogido en un año, esas largas distancias del año pasado (preparando MAPOMA), unido a las cortas carreras populares de este año le han venido de escándalo. Ha cogido un ritmo de carrera buenísimo.
Pasamos el km 13 e intenté que no se me escaparan el grupillo de 4 corredores que me precedían pero no era capaz de salvar esos 4 ó 5 metros de distancia, así llegamos hasta el final, a falta de unos 300 metros dos de ellos apretaron en sprint y yo aprovechando el caos adelanté al último del grupo y me pegué a Fernando, entrando en meta justo detrás de él.

13,710 km según mi GPS con lo que mi tiempo de 55’07’’ se queda en un más que meritorio ritmo medio de 4’01’’. Con un desnivel de unos 40 metros (positivos y negativos). En una carrera sin grandes pendientes pero de continuas subidas y bajadas y con un firme que no ayuda a mantener ritmo.
Sigo pensando que en estas carreras, encontrándome bien, debería estar por debajo de los 4 minutos (no me cuadra con mi marca de media maratón).

He de confesar que el último kilómetro pasé miedo, esperaba que en cualquier momento me pasara una bala llamada Fini, pero esta vez disparó demasiado tarde y no tuvo tiempo de reacción.
Para ser sincero, me gustaría ganarle cuando esté fuerte (como estaba el año pasado), pero como eso es imposible (juega en otra división), lo siento mucho por Fini pero me regocijo todo lo que puedo y más con esta victoria.
Carrerón del Champion, de Fondoman y de Juanra y por supuesto de todos los demás integrantes del Cronos, cada uno con arreglo a sus posibilidades hizo su carrera.
Me alegré de ver a Mª Carmen entrando en meta (es la primera vez que la veo corriendo desde su maternidad, que aprenda el “mariquita” de David) y por supuesto de nuestra incombustible Mª del Mar con esprint incluido.
Ya estirando, vimos a Manolo (del Hockey Alcalá) y seguimos dando forma a la idea que surgió la noche de antes entre cerveza y cerveza con Fini: “hacer la integral de Sierra Nevada corriendo” (lo que hace el alcohol).
Espero que no se quede en palabras y nos embarcamos en lo que promete ser una muy bonita y dura aventura.
Por último para retomar una buena costumbre de mis principios de cronista una de enlaces:
Clasificación de la carrera: http://www.ideain.com/junio2010/20100619baeza.htm
Recorrido de la carrera: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=982462
(en este último enlace si pincháis sobre los circulitos que ponen +, podréis ver fotos de Baeza)


Y aunque alguno me llame cansino si pincháis sobre la publicidad que aparece en este mi blog ayudáis a que se me haga algo más lucrativo el llevar el blog.

martes, 15 de junio de 2010

III Prueba de Fondo de Montaña La Calahorra – Puerto de la Ragua


Como se puede deducir de mis anteriores entradas, empezaba a encontrarme algo más fino, pero aún me falta camino para estar pletórico.
Así que mi táctica para esta carrera no podía ser otra que tomármela como un entreno más.
Con esta meta, no me importó celebrar el jueves por la noche mi Santo, ni la barbacoa del viernes en casa de los vecinos, con sus chorizos, carrillada, chuletones, concurso de tortillas de las vecinas y todo esto regado con abundante cerveza.
El sábado fui bastante conservador, pero la víspera de carrera no iba a estar exenta de sobresaltos. Mi hija se fue a pasar el día con el vecinillo a Martos y al cogerla para acostarla la noté muy caliente, 39º, mi mujer se acostó con ella y tardé una barbaridad en dormirme pensando en mi peke.
Cuando cogí el sueño sonó el despertardor, con lo que apenas dormí tres horas.
Era 13 de junio pero hacía frío de coj…., menos mal que me llevé el chándal.
Sobre las 7.10 llegó Manolo a nuestro punto de encuentro y partimos con su coche. El viaje se me pasó volando y cuando estábamos llegando a La Calahorra le pregunto: “Manolo, La Ragua ¿es aquello que se ve allí?”, a lo que me responde: “Sí, es aquello que no se vé allí”. Menudo nieblazo que cubría La Ragua. Y menudo frío al bajar del coche (no sé la temperatura porque el coche de Manolo a pesar de tener “Blutus, GPS, EPS, ABS y un montón de siglas más” no tenía termómetro), pero hacía mucho frío.
Llegamos antes de las 9 menos cuarto, una hora perfecta para darnos tiempo a recoger el dorsal, tomar un cafelillo y visitar al Sr. D. Roca.
Ya casi con la hora encima dejamos los macutos en el autobús que subía a La Ragua, calentamos algo y volvemos a evacuar exceso de líquido.
Nos dirigimos a la salida y le digo a Manolo “Aquél de allí ¿no es Iván el del Benalmádena?, pues ya nos podemos ir que acabamos de ver el final de la película”. Para el que esté un poco perdido en carreras de montaña este Iván es una máquina sus participaciones en CxM se cuentan por triunfos, pero realmente esto es una carrera con desnivel, pero no es una carrera de montaña.
Charla con Manolo y discusión de táctica a seguir decidimos que lo más sensato en estas carreras es llevar cada uno su ritmo (o sea: “mariquita el último”). Pistoletazo de salida, y como acostumbro, salgo a lo Dani Pedrosa, pasan un par de kilómetros, y al pasar por Aldeire pienso “¿A ónde vas Peláez?, afloja que te lo ibas a tomar como entreno”, así que sobre el kilómetro tres me adelanta mi compa de fatigas, vamos un grupito de cuatro corredores y me sitúo el último. Veo que va muy cómodo subiendo Manolo y me acuerdo de los Mudarra, Blanca, Encarni y todos los del Alcalá y pienso “¿será la camiseta lo que les da esos superpoderes?”.
Salimos de Aldeire, nos meten por una pista forestal y me voy empapando de todo lo que me rodea cuan turista japonés: una construcción en ruinas a base de piedras redondas (posteriormente me documenté que era una calera, y yo que pensé que era un búnker), un árbol con su tronco hueco donde cogía una familia entera, un río paralelo a la pista, que tuvimos que cruzar varias veces, etc. En fin que la primera vez que cruzamos el río empezó a despegarse Manolo con otro corredor, estuve tentado de irme con ellos, pero me contuve, llevábamos unos 5 kilómetros y aún quedaba mucho por delante.
Iba con un corredor de Dúrcal y otro del Trotanoches, como me encontraba cómodo me puse a marcar el ritmo cuando de pronto me adelanta un tipo que me sacaba 20 centímetros (a lo alto, mal pensados) y por lo menos 20 kg, físicamente me recordó a Indurain, yo al estilo Roberto Herás, delgaducho poca cosa y con la cara desencajada sufriendo en la escalada y él grandullón, en su sitio y rostro impasible dándome caña, menos mal que se lo tragó la niebla y dejó de martirizar mi orgullo herido.
Salimos de la niebla y comenzó a llover, una lluvia fina pero intensa, lo que unido al frío hacía muy llevadera la carrera (aunque en ocasiones demasiado frío para mi gusto), prácticamente ya no divisaba a Indurain, cuando ví como adelantaba a uno de una camiseta roja, era mi amigo Manolo que ya había dado por perdido.
Para no pensar en lo que quedaba a parte de ir entretenido con el paisaje, comencé un nuevo juego, ver si era capaz de mantener la distancia con Manolo, cogía referencias con Manolo y el GPS hacía el resto (mantuve entre 120 y 150 metros de distancia).
En el kilómetro 13 salimos al asfalto y acordándome de otros blogeros, decido bajar aún más el ritmo temiendo una pájara. Aquí veo cómo definitivamente poco a poco se me escapa Manolo y me pilla un corredor del Zapillo (creo que se llamaba Diego, la locomotora de Almería, a pesar de sus años cómo corre el tío) y otro de Baza. Aguanto la tentación de irme con ellos y van cayendo los kilómetros entre niebla, ligera llovizna y paisajes preciosos.
En el kilómetro 20 veo un arroyo que tenía que ser el nacimiento del río que habíamos cruzado, me dio ganas de bajar a beber agua, pero unas respiraciones forzadas me devolvieron a la realidad, “Nono, que no estás en un entreno, que un poco más arriba tienes agua en la llegada”. Me adelanta el corredor del Dúrcal (Ramón creo que me dijo que se llamaba) y me pego a él, en la recta con la meta al fondo esprinta y aunque aprieto algo el ritmo dejo que se marche, había decidido que iba a ser un entrenamiento de calidad y no quería llegar a meta cansado. Cruzo la meta y me fundo en un abrazo con Ramón (creo). Un poco más adelante estaba Manolo comiendo sandía como un poseso (joder, se comió media furgoneta de sandía; ay si es que no lo puedo sacar del cortijo …), abrazo con Manolo y asombro al encontrar nada más que sandía, agua e isotónico en meta (¿pero dónde estaban los bocatas chorizo y panceta?, estos granaínos deberían tomar nota de la media maratón de Jaén).

Cogimos el primer microbús que nos bajaba al pueblo y allí nos cayó el diluvio universal. Bolsa del corredor con lechugas, cogollos, tomates cherry y rabanillos, plato de carne en salsa que estaba buenísima y cerveza a mansalva gentileza de Cruzcampo.
Muy buenas sensaciones me ha dejado esta carrera, la he disfrutado en cada zancada y a pesar de sus 20 kilómetros 800 metros y sus 921 metros de desnivel positivo, se me ha hecho extremadamente corta, bonita y sana, mis pulsaciones medias apenas han subido de 160 y al final he hecho tiempazo (para no haber puesto toda la carne en el asador) 1:51:30.
Sólo andé para beber bien un isotónico que nos dieron en vaso sobre el km 15 creo (y fueron 10 pasos escasos).
Le dije a mi mujer que volvía para comer en casa, y preparó cocido, como al final comí en La Calahorra, el cocido me esperaba para la cena. Menudo plato que me metí con pringá incluida y que a gusto que durmió el tío anoche (a lo mejor ayudado por la litrona que se vé al fondo de la foto).
Una de gráficas para que os hagais una idea del desnivel y de cómo fue el tío con los cambios de ritmo.



Mundo tiembla que Nono empieza a recuperar buenas sensaciones.

jueves, 10 de junio de 2010

DIOS DE LA LLUVIA APIADATE ….


Ayer no tocaba correr, era tarde de feria, es la Virgen de la Capilla y día del niño, por lo que llevaría a la peke Lucía a disfrutar de los cacharritos.
Me despedí de ella y estaba tan nerviosa que no durmió siesta, así que cuando volví de trabajar me la encontré con cara de estar reventada de sueño, además empezó a llover fuerte.
Buscamos aparcamiento cerca de la feria y al bajarnos se había quedado roque. Me dio lástima despertarla y decidimos que lo mejor sería dejar los cacharros para el día siguiente (aunque tocara rascarse el bolsillo el doble).
Al llegar a casa le digo a mi mujer: “Voy a tirar la basura y de camino …..” no me dio tiempo a acabar la frase, sonó mi móvil y una sonrisa afloró en mi rostro (mi móvil se chivaba: “Serafín vecino”). Tenemos telepatía, iba a pasarme por su casa para ver si estaba tan loco como yo y le apetecía mojarse, pero una vez más se me adelantó.
Hacía bastante tiempo que no disfrutaba tanto una salida, quizás sea porque entraron en juego dos sentidos más que casi tenía olvidados al correr: el olfato y el tacto.
El olfato, qué decir del olor a lluvia, a tierra mojada, a follaje húmedo. Me encantan los días de lluvia, salir fuera y llenarme con sus olores.
Y el tacto, notar cómo la lluvia golpea tu cara, tus brazos, tus piernas, cómo actúa de refrigerante en tus músculos.
Soy un corredor al que le va muy bien el calor, últimamente no tanto, pero he de reconocer que mis mejores carreras y mis mejores marcas las he hecho bajo la lluvia.
Con los pocos que nos cruzamos nos miraban incrédulos, como si fuéramos fantasmas a los que sólo ellos veían, pero no éramos fantasmas, éramos dos locos con la misma afición.
A más de uno se le cayó la baba de envidia, ¿verdad Mª del Mar y Jose Antonio?, seguro que si hubierais tenido las zapatillas en ese momento os habríais unido a nosotros.
Nos metimos por las olivas, nos llevamos kilos extras pegados en las zapatillas en forma de barro, nos metimos alguna cuestecita que otra, pero ayer volví a recuperar algo de sensaciones.
No sé si será por el fresquito que hizo, si sería la lluvia, o quizás empiezo otra vez a coger algo de forma, pero ayer me sentí muy bien. Mientras estiraba, sin refugiarme de la lluvia, era como si esa misma agua que me mojaba actuara como “cargador de batería”, cuanto más rato pasaba bajo ella mejor me sentía, hasta que volví a la realidad y pensé “gilip…. verás con tanta filosofía y tanta tontería, como te resfríes no corres el domingo”
En estos días es cuando uno se da cuenta el por qué le gusta correr y que nada ni nadie puede impedirlo.
Fue un entreno en plan tranquilo, pero noto mis piernas fuertes, algo cansadas, pero con ganas de comerme el domingo el Puerto de La Ragua.
Me encanta esta canción.





…. Dios de la lluvia abrázame
y bajo tus nubes volveré a considerar
las múltiples formas de besar
el aire bañado en tu perfume singular
de antiguos aromas flotando en el aire
espíritu de la bruma, no volverán.





martes, 8 de junio de 2010

TODO LO QUE SUBE, BAJA.

Hay rachas en que uno se encuentra pletórico, te crees capaz de romper todos los límites, en que a pesar de poner el listón bien alto sabes que lo vas a lograr, disfrutas con cada zancada, te sientes fuerte, nada ni nadie te puede parar. Tu corazón, tus pulmones, tu mente y tus piernas son un conjunto armonioso capaz de llevarte a otra dimensión, escapas del mundo real y sientes que realmente eres tú.
Pero es increíble lo fácil que viene un bajón, no sé si será psicología, pero basta unos pocos días siendo infiel a tus entrenos y lo notas, vaya si lo notas.
El problema es que desde principios de abril no doy pie con bola, no puedo organizarme y apenas estoy entrenando. Al empezar la obra, cortando con una radial me saltó una esquirla al ojo, como no sabía que se me había clavado no fui a Urgencias hasta el día siguiente, cuando llegué me lo vendaron con la esquirla aún clavada porque el oftalmólogo de urgencias se marchaba a las 13.00 horas, no me lo iban a quitar hasta el día siguiente. Así que tuve dos días la dichosa esquirla en el ojo.
Cuando salgo a correr me encuentro extremadamente cansado, me cuesta horrores correr más de 10 km. Además tampoco ayuda los calores que hace por estos lares.
Las pocas salidas, el calor, el no sentirme fino, todo se ha juntado para hacerme sufrir sobremanera en las carreras populares.
Empezó en Torredelcampo, no me sentí mal pero tardé 8 segundos más que el año pasado y la mala racha ha continuado en Andújar, unos 15 segundos más lento que el año pasado.
Aquí cometí un error de novato, no escuché a mi cuerpo. No me situé muy bien en la salida, así que apreté muy fuerte al principio, me situé detrás de David y de Luis del Alcazaba y mantuve el tipo hasta que mi cuerpo me dijo “basta”, calculo que habrían pasado un par de kilómetros cuando bajé algo el ritmo y me pasaron las primeras féminas: Khadeja y Mª Belmonte, ni intenté seguirlas, siguieron pasándome corredores y mi bajón anímico cada vez era mayor. Me pasó Isa Bausán (3ª fémina) y pensé que llevaba un ritmo asequible, así que me coloqué a su rebufo y dejé que fueran cayendo los metros. Cada vez que girábamos una calle pensaba que ahí estaba la meta, pero no, que mal calculé la distancia, mi coco se bloqueó, sólo deseaba acabar ya y bajó mucho mi rendimiento, notaba como prácticamente iba parado mientras me pasaba gente, en los últimos compases me pasó también Lourdes González, y una multitud de corredores, me había quedado sin gasolina y lo que era peor se me había bloqueado la “centralita”. Lo pasé muy mal, no tanto por el cansancio físico, sino por no ser capaz de plantar cara en una carrera.
La semana pasada salí con mi vecino Serafín por el Cerro San Cristóbal y una hojita de pino fue a hacerme la puñeta en el ojo (sí, en el mismo de la esquirla), cuatro días a base de pomada y colirio para curar la herida de la córnea.
Este sábado 5 de junio tocó Memorial Paco Manzaneda (5000 metros en pista). Llegué con la hora justa (para variar), así que me coloqué el dorsal y a calentar. No quería forzarme lo más mínimo, visto lo visto de las últimas carreras, pero a pesar de eso soñaba con alcanzar los 3.35-3.40 de media. Había quedado con Fini, pero no aparecía, poco antes de dirigirme al control de salida lo veo vestido de paisano, se vé que su mujer lo enganchó para ir al Mercadona. Así que justo antes del pistoletazo lo ví ajustándose el dorsal atrás del grupo, como iba a salir desde el pit-lane me dio lástima de la criatura y retrocedí hasta su altura.
Pistoletazo y después de adelantar a bastante gente diviso a unos 25-30 metros el grupillo de Cristóbal, David, Luis y otros, así que intento no perder la distancia mientras noto soplos en el cogote, miro por el rabillo del ojo y me encuentro con Serafín. Pienso que es buena señal que aún no me haya pasado, eso quería decir que íbamos a hacer la carrera juntos. Mantengo la distancia con los de adelante y al poco comenzamos a doblar a gente (¿ya?), menos mal que el comportamiento de la gran mayoría de los corredores fue ejemplar y los que sabían que iban a acabar doblados ocupaba la calle 2 y tres (aunque había alguno que otro que no asumía su papel de doblado).

No llevaba crono, pero creo que fui un reloj en las 6 primeras vueltas, a la séptima me giré y le pedí relevo a Fini, notaba que empezaba a fallarme las fuerzas y no quería que decayera el ritmo, no sé si tardó una o dos vueltas en dármelo, se nos había escapado algo el grupillo de delante y no llevaba referencia alguna, sólo doblados, empecé a dar zapatillazos (sí Fini, eso es síntoma de que empiezo a cansarme) y por fin me dio el esperado relevo, lo dejé que se fuera unos 5 ó 6 metros y cogí su ritmo, me encontraba agusto de nuevo y a un buen ritmo (mejor que el que yo llevaba), lo que ayuda el tener a alguien delante.
Empecé a creerme que no nos iba a doblar la cabeza de carrera, pero al poco de pasar por meta en la penúltima vuelta anuncia megafonía (“aquí viene la cabeza de carrera, última vuelta para ellos”), cuando nos faltaba unos 600 metros para acabar tuvimos que abrirnos a la calle 2 para dejar que nos doblaran los Rafas y Cañabate, al pasar por meta nos cerramos otra vez a la calle 1 para enfilar nuestra última vuelta. Fini apretó algo el ritmo y lo mantuve bien, pero a falta de 200 metros, mamma mía sacó el arsenal (creo que dejó goma quemada de la zapatilla en la pista), qué sprint tiene el chaval, en sólo 200 metros me metió 50 de ventaja (y yo no iba parado), pero no sólo eso, fue capaz de enganchar al grupillo de adelante y pasar a Cristóbal y a alguno más in extremis para acabar en unos meritorios 18:54 (él sí llevaba crono), yo acabaría sobre 10 ó 15 segundos más tarde.
Mi enhorabuena, porque a pesar de sus múltiples problemas es un toro y un atleta que se crece en competición. Puede estar contento con su carrera, aunque haya tardado casi un minuto más que el año pasado, dadas sus condiciones actuales (lesiones, falta de entrenamiento y el poco que ha hecho con membrillos como un servidor).
Yo, contento con mi carrera, supe mantener un ritmo, aunque un poco contrariado porque a pesar de ser un 5000 en pista sólo fui capaz de rodar a 3.49 de media exactamente igual que en Salobreña (que era 10 km en ruta). Será porque en Salobreña sí llevaba referencias, o porque acababa de enterarme del embarazo de mi mujer y no pensaba en la carrera, aún no me explico por qué he sacado la misma media a pesar de ser la mitad de distancia y en pista.
El día de mi Santo a Calahorra: “Media Maratón Subida a la Ragua” con Manolo Calvillo como liebre (si soy capaz de seguirlo).
Ya os tendré al tanto.