viernes, 12 de agosto de 2011

DE GRANADA AL CIELO (SUBIDA AL VELETA) 7-08-2011



Han sido tantas y tan distintas las sensaciones y emociones que he sufrido y disfrutado durante la carrera que va a ser tarea imposible reflejarlas con palabras.
La meta estaba cerca del cielo. Pero la muerte quiso hacer una macabra paradoja y a la misma hora que se daba la salida (aproximadamente a las 7.20 de la mañana) el maldito cáncer se llevaba a mi tía aún más alto de lo que yo subí. Me enteré en la llegada, cuando por fin tuve cobertura y pude llamar a mis padres para decirles que todo había salido bien.
Esta ha sido la carrera de las dedicatorias, la primera a mi tía, que seguro que me acompañó y protegió hasta la cumbre del Veleta. También durante la carrera me acordé muchísimo de Cristóbal y lo mal que debe estar pasándolo; Cristóbal lo importante en esta vida es “estar vivo” y si encima tienes una familia y esos “peazos” amigos no puedes pedir más; sólo tienes que cambiar el chip.
Tampoco olvidé los mensajes de apoyo de mi familia, del club y de amigos. Todo ello me ayudó muchísimo durante algunos momentos agónicos pero cruciales para seguir adelante.
Atrás quedaron largos entrenos y dudas durante el último mes (las últimas tres semanas apenas pude correr por tener la garganta destrozada).
La verdad que la carrera empezó desde el día que decidí prepararla, con tiradas muy duras y bonitas por el Cerro San Cristóbal, Jabalcuz, Puerto Alto, Serrezuela de Pegalajar y, últimamente, por la sierra de Almería (paisaje desértico, pero lleno de encanto).
La noche de antes no dormí nada, por lo que a las 4 de la mañana me puse a desayunar y para las 5 ya salía de Salobreña camino de Granada.
Como andaba algo perdido por Granada, paré al coche que venía detrás y resulta que era de otro corredor que venía de Antequera, siguiendo las indicaciones de unos taxistas llegamos sin novedad a la salida. Aún no eran las 6 de la mañana, por lo que estábamos prácticamente sólos en la salida.
Gracias a Juan Alfonso me despreocupé del dorsal, cuando llegó con Ildefonso, fotito delante de la pancarta de salida (Ildefonso, otra vez dile a tu hijo que te explique cómo funciona la cámara) y a iniciar los trámites pre carrera (cremita protectora, cola para dejar el macuto, paseo hasta el coche para dejar la camiseta recuerdo, etc.).
En este tipo de carreras nadie calienta, porque todos salimos con un ritmo mucho más lento del acostumbrado.
Ya en las dos vueltas iniciales al Paseo del Salón se me puso el vello de punta al sentir el calor de la gente. Esto es lo que más me llamó la atención de la carrera, con todo el que te cruzas te hace sentir especial, un superhéroe.
Los tres primeros kilómetros los hice con Raúl del Hockey, que me confirmó su incorporación a la selección andaluza de carreras de montaña.
Cuando uno compite, te impones un ritmo máximo, por debajo del cuál puedes correr, pero nunca deseas ver que has sobrepasado ese límite, porque sabes que entonces no cumplirás tu objetivo. Esta carrera tienes que planteártela al contrario, debes marcarte un ritmo mínimo y nunca intentar bajar, si lo haces corres el riesgo de abandonar.
Los 10 primeros kilómetros, aprovechando que prácticamente son llanos, decidí hacerlos a un ritmo cómodo de 5 min/km, una vez que se disparan las pulsaciones es difícil ponerlas en orden. Me salieron un poco más rápido pero con el corazón totalmente controlado.
Cuando empezó la cuesta arriba me escapé del grupito con otro corredor de Alicante. Entre charlas, confesiones y risas iban pasando los kilómetros, sin darme cuenta que llevaba un ritmo más rápido que el que deseaba. Así que por enésima vez le repetí que tirara y al fin me hizo caso.
En el kilómetro 25 me informaron que iba el 60 de la general, me encontraba muy entero, aunque ya notaba la falta de costumbre de mi organismo a estar mucho tiempo corriendo. En este punto en una curva muy empinada a derechas eché a andar por primera vez, apenas andaba uno o dos minutos y continuaba corriendo.
A partir del 30 iba haciendo la goma con otros corredores, algunos alternábamos el correr con el andar y otros preferían correr todo el rato pero a un ritmo mucho más lento. Empezaba a darme cuenta de la dureza de esta carrera, cada vez podía correr menos tiempo seguido.
Empezaron las molestias en las piernas, en el 35 paré a estirar y por poco se me montan los cuádriceps, así que a partir de aquí paré varias veces y los estiramientos los hice con sumo cuidado renunciando a los cuádriceps.

A partir del kilómetro 41 subí con un nudo en la garganta, estaba totalmente emocionado, sabiendo que la cima ya era mía, pero incapaz de correr más de 5 minutos seguidos, así que decidí andar más pero a un ritmo más rápido.
Atrás quedaba un año muy duro en que la rotura del menisco y posteriormente la periostitis me hizo pensar que no podría volver a correr, cada vez que me acordaba de ello, tenía que tragarme alguna lágrima.
Parecía Bustamante con tanto “emocionamiento”, pero creedme, esta carrera no es para menos, sólo lo sabe el que la ha corrido.
Seguían pasándome corredores, intenté engancharme a alguno pero desistí, no quería abandonar y mis piernas empezaban a decir “basta”.
Todas las carreras son una competición contra uno mismo, pero esta particularmente es más, tienes que estar muy fuerte mentalmente para aguantar hasta el final. Cuando tus piernas amenazan con bloquearse, intentas conservar lo poco que te queda, no piensas en coger ritmo con otros.
Echaba de menos unas buenas piernas para poder correr algo más. Pienso que si en mi preparación hubiera fortalecido algo más las piernas podría haber estado “fácilmente” sobre las 5h15min – 5h30min ya que como digo las pulsaciones las llevaba bien controladas y sobrado de pulmones. Según mi gps estuve 21 minutos parado entre avituallamientos, estiramientos, intentar orinar (paré dos veces y entre que me la encontré y que no pude hacer ni una gota...).
Todos los senderistas, todos los corredores de la “minisubida”, todos los ciclistas; en fin, todo bicho viviente con el que te cruzabas te daba ánimos. Especial emoción sentí al pasar por la barrera, dónde se agolpaban muchos familiares que con sus aplausos te empujaban hacia arriba y arrancaban alguna lágrima escondida bajo mis gafas de sol.
Las vistas eran espectaculares, hizo un día totalmente despejado y en algún momento girando hacia la cara Sur, me pareció vislumbrar una montaña bajita completamente blanca, pensé que podían ser invernaderos de Motril o incluso de Almería.
Al entrar en meta me sentía el tío más grande de la tierra, había conseguido mi objetivo, acabar, y además lo había hecho de una forma más que digna, con un tiempo de 5h48min y puesto 116.
Durante la carrera pensaba que no volvería ningún otro primer domingo de agosto al Paseo del Salón, pero esa misma tarde ya pensaba en la próxima, pero esta vez con unas piernas más fuertes y aprendiendo a correr a ritmos aún mucho más lentos, que paradójicamente me pueden llevar a un mejor crono.
Los avituallamientos bien, excepto el último de sólido. Pedía plátano, apenas tenían y nos hicieron compartir uno entre 4 ó 5 corredores. Si en ese momento iría sobre el puesto 100, ¿qué pasaría con el que venía el 400?, ¿le guardarían la piel del plátano?. Para mi gusto faltó algo más de sólido, barritas y glucosa.
Al llegar, nada más parar de correr, me empezó a doler la cabeza y sentí algo de mareo (no sé si achacarlo a la altura o a no haber dormido nada la noche de antes).
La bajada hasta Granada fue un caos. La organización tenía previsto bajarnos en los remontes de la pista de esquí, pero el primero estaba cerrado por peligro de rachas de viento, con lo que nos bajaron en microbús. Arriba, donde sólo te daban una botella de isotónico, entre familiares, corredores de los 50 km, corredores de los 11 km y algún que otro senderista avispado, se formaban unas colas interminables para coger el microbús. Estuve muchísimo rato esperando para poder coger uno. Tiempo que aproveché para enfriarme las piernas con el hielo de un glaciar ( no todos los días puede uno enfriar con hielo de Sierra Nevada).
Ya a partir del segundo remonte fue todo más rápido y otra aventura que nos guardaba Enrique Carmona (el patrocinador), el que sufra de vértigo no se lo aconsejo. Me monté con dos onubenses de Isla Cristina y la bajada fue no parar de reír. Una pasada de bajada, con vistas preciosas y con todo el silencio que sólo te puede ofrecer la alta montaña, sólo roto por nuestras risas y comentarios. Particularmente me gustó más el primer remonte (era de los abiertos), en el segundo no tenías tanta sensación de libertad.
Trofeos, duchas y bocadillo en Pradollano y corriendo para el autobús. Y allí a esperar más de una hora para que se llenara. Hasta pasadas las 5 de la tarde no nos bajaron (y yo con un mísero bocadillo entre mis huesos).

Este es el perfil de la carrera (2700 metros de desnivel positivo en algo más de 48 km):

Fotos y vídeo de la carrera en: http://www.subidaveleta.com/





jueves, 21 de julio de 2011

V Carrera del Zapillo




A la tercera va la vencida. A pesar de no tener dorsal, gracias a Roberto (Barney), me presenté a la presi del Zapillo (Mayte) y un eficiente Paco me consiguió un dorsal. Desde aquí muchísimas gracias a los tres.
Al contrario de lo que me pasa en cualquier carrera de Jaén, tuve tiempo de sobra para calentar.
La verdad es que me sentí bastante sólo, no conocía a nadie con quién poder charlar, en Jaén no paro de cascar y saludar a diestro y siniestro y aquí estuve todo el rato con la boquita cerrada.
Salimos del campo de fútbol del Zapillo, nos llevaron por el parque botánico hasta el nuevo ferial (Estadio del Mediterráneo), corrimos un kilómetro (aproximadamente) por rambla (lo más parecido a correr por el desierto) y después de varias vueltas cerca del jardín botánico llegamos a meta en el mismo campo de fútbol del Zapillo.
En la salida me quedé un poquito retrasado respecto al grupo de cabeza (calculo que sobre el 30). Empecé a remontar, pero siempre buscaba estar acompañado por otro corredor, gracias a eso pude mantener un buen ritmo durante toda la carrera.
La rambla fue mortal, todos los corredores nos quedábamos clavados en esa arena tan blanda, te hundías y apenas podías correr. Si buscabas las hierbas para poder traccionar mejor te encontrabas con piedras grandes y sueltas que amenazaban con destrozar los tobillos.

Al salir de la rambla, continuamos por la carretera, tuve suerte de ir acompañado por un corredor del Zapillo que se llamaba como yo, así que cada vez que alguien le daba ánimos a él, me imaginaba que se dirigían a mí y eso hacía que me creciera. Al final de la carretera nos volvían por el carril bici, por lo que facilmente pude ver que la cabeza de carrera no estaba tan lejos y que en ese momento íbamos 6º y 7º, a un buen ritmo y aún bastante entero.
El 1º iba destacado, después en un grupo marchaban 2º, 3º y 4º, el 5º se había quedado un poco y mi compañero de fatigas y yo marchábamos a unos 150-200 metros de él.
En el km 8, viendo que el corredor del Zapillo era bastante más alto que yo y por tanto tenía zancada más larga me decidí a atacar, no quería un sprint final. Apreté mi ritmo y me descolgué poco a poco de él. Al mismo tiempo, veía que me acercaba al 5º, pero me faltó medio kilómetro más para poder darle caza.
Llegué a meta con un tiempazo (para mis posibilidades) de 37:07. Es la primera vez que llego tan arriba en una carrera y disfruté mi entrada en meta, parecía de la élite.
Carrera muy rápida (a excepción del paso por la rambla), completamente llana pero con un grado altísimo de humedad.
Pensaba que este último detalle me iba a pasar factura a lo largo de la carrera, pero lo cierto es que a pesar de que mi cuerpo no la tolera, aguanté bastante bien.
Organización por todo lo alto. Agua y fruta antes y después de la carrera, dos avituallamientos, gran bolsa de corredor (camiseta técnica, gorra, parasoles para las ventanillas del coche, fruta, refrescos, crema protectora, bocadillo, macuto...) todo ello en una carrera gratuita.
Sin duda una carrera para apuntar en el calendario de cara al año que viene.

jueves, 14 de julio de 2011

I Media Maratón Calar Alto

Siguiendo con mi preparación Veletiana, incluí esta media en mi calendario aprovechando que iba a estar por Almería.
La carrera, el entorno y la temperatura muy de mi agrado, la organización (bajo mi punto de vista) no tanto.
Al llegar a Gérgal, no encontramos ninguna señalización para Calar Alto y en los cruces posteriores tampoco. Preguntando y orientándonos con el observatorio logramos llegar sin novedad poco antes de las 9 de la mañana (pero ¿qué trabajo les hubiera costado colgar carteles con flechitas y la leyenda "carrera"?).
Cola interminable para recoger el dorsal, como no tenía muy católica la barriga, dejé a mi padre en la fila y me fui a descargar algo de peso entre pinares.
Ya bastante más ligero volví con mi padre a esperar mi turno. La cola apenas andaba y tardamos una eternidad en coger el dorsal. Intenté en vano que alguien de la organización me diera agua .
Por respeto a mi periostitis y mi rodilla, decidí que en los tramos con pendiente andaría, aunque mi corazón y piernas me pidieran correr.
La carrera se iba a retrasar así que después de cambiarme estuve un rato de charla. Pero el retraso no fue tanto y apenas empecé a calentar y pasando por el arco de salida, la organización llamó a los corredores al arco.
Me coloqué bastante delante, tenía a la élite muy cerca. Breve charla técnica y silbido para salir.
Salida bastante rápida aunque me quedé encajonado detrás de un grupito de 3 corredores y 1 corredora, no pude adelantarlos hasta pasados unos cientos de metros. En la salida noté como una piedrecita me entraba por la zapatilla, me rajaba el tobillo y volvía a salirse. Me ha dejado un recuerdo en forma de herida-agujero-rozadura debajo del tobillo bastante doloroso cuando me calzo las zapas.
La carrera se hace a una velocidad endiablada, de los 21 km, 18 son cuesta abajo o llaneando. Con lo que los ritmos que coges se asemejan a cualquier media maratón de asfalto (incluso más rápidos).
En el km 5, justo al lado del avituallamiento, nos encontramos un repecho con desnivel fuerte. Bebí tranquilo y a subir. No era muy largo, 500 ó 600 metros, pero tenía pendiente.
Acaba este escollo y después de otro rato de bajada por pista, me encontré con Lorenzo (del hockey) y otro corredor del grupo alpino Benalmádena. Tras una breve charla apreté el ritmo y dejé a Lorenzo atrás y me escapé con el de Benalmádena, con la excusa de que ya me pillaría en el cortafuegos.
Pero no fue así, me cogió antes. Nos desviaron de la pista para meternos por el único "tramo técnico" de la carrera, una bajada entre pinares muy facilona, sino fuera porque estaba llena de senderistas y de ramas bajas que se empeñaban en golpearte.
Mientras que daba mil rodeos para adelantar a los senderistas saliéndome del sendero y enganchándome en todos los pinos, vi como Lorenzo pasaba prácticamente por encima de ellos.
Así que cuando volvimos a retomar la pista y lo adelanté se quedó sorprendido. Apreté sabiendo la humillación que me haría pasar en el cortafuegos y fueron cayendo los kilómetros.
El de Benalmádena iba un poquito mejor que yo, aunque mantenía la referencia.
Al llegar al km 17,5, avituallamiento y justo al lado el comienzo del infierno. 2,5 km con unos 500 metros de desnivel salvado (calculé sobre un 20% de pendiente media).



Se me hizo algo largo el cortafuegos, sobre todo porque lo hice enterito andando, me adelantaron bastantes corredores (entre ellos Lorenzo).

Cuando acabé el cortafuegos otra vez a correr (esta vez cuesta arriba), sólo quedaba un kilómetro a meta, ya me fue imposible coger al grupito que llevaba a unos 200 metros.

Entrada en meta, puesto 28 y 1 h 53m 46sg. A una media de 5m 25sg.

Al llegar otra sorpresita con la organización, sólo daban una botellita de tercio de agua.

Les pedí otra y me contestaro que si cuando llegara el último senderista sobraba, entonces me la darían.

No entiendo qué trabajo les hubiera costado hacer buen acopio de agua y después devolver la que le sobraran. Por la zona no había nada de agua y dependíamos por completo de lo que nos dieran ellos.

En fin que la carrera bonita, no muy dura y nada técnica, ideal para iniciarse en carreras de montaña, pero bastante mejorable la organización.

En cuanto a mis entrenos continuarán en Almería, buscaré montañas por allí dónde mantener fuertes las piernas. Por lo pronto tengo carrera el sábado en el Zapillo, playa, ramblas, aire y arena; pero todo muy llanito.

Ayer (13 de julio) me despedí del guarda de Jabalcuz, ya no subiré por allí hasta después del Veleta. Espero que ese día suba al pico de Sierra Nevada como ayer lo hice a Jabalcuz, con un ritmo constante y sin parar.

Salud y kilómetros.

jueves, 23 de junio de 2011

Preparando la subida al Veleta

Ultimamente tengo bastante descuidado el blog pero no está ocurriendo lo mismo con los entrenos.
No quiero recaer con la periostitis, así que he tenido que limitar bastante las salidas y cada noche en mi casa "aceitico" y "masajico" pa' mi pierna.
Más de tres días a la semana no corro, lo que completo con elíptica. Eso sí, la tirada más corta es de 12-13 km, la normalita de unos 17 y la larga de unos 30 km.
En la corta meto cuestas con mucha pendiente pero cortas, para poner más fuertes las piernas.
La tirada de 17 kilómetros cuando la hago en desniveles intento hacerla a un ritmo bastante vivo y cuando corro en llano hago cambios de ritmo a intervalos de tiempo.
Pero el plato fuerte de la preparación está en la tirada larga. Cada salida he ido aumentando la dureza, me he estancado en 30 km, creo que lo que haga de más serían kms basura.
Comencé haciendo una ruta circular de Entrecaminos - La Guardia - Crta Puerto Alto - Entrecaminos, unos 25 km, con "apenas" 400 metros de desnivel +.
La siguiente salida añadí a la anterior el escollo de subir al Cerro San Cristóbal (1000 m)añadiendo unos 5 km más a la ruta y un desnivel + acumulado de unos 800 m.

Vista de Puerto Alto desde las Allanadas en el Cerro San Cristóbal (hasta ahí arriba subí):


También he ido a Pegalajar desde Entrecaminos, cruzando la Serrezuela, unos 24 km con 600 m de desnivel.

Pegalajar visto desde Puerto Alto:

Corriendo por la carretera de Puerto Alto, pensé que un buen entreno para el Veleta sería subir desde el puente de la Sierra hasta todo lo "alto" de Puerto Alto, valga la redundancia. Unos 15 km de contínua subida y llegué hasta los 1330 m de altitud, partiendo desde los 430. Con lo que me salía una pendiente media del 6%, extrapolándolo a los 50 km del Veleta sale 3 km de desnivel; por lo que pienso que pendientes parecidas a esto será lo que me encontraré.
Este lunes pensé que mi ansiado Veleta era la excusa perfecta para subir a Jabalcuz. Nunca había subido corriendo, ni tampoco había ascendido por la falda que da a la carretera de los Villares, siempre lo había hecho por Caño Quebrao.
Salí desde la rotonda de la Carretera de los Villares por el carril bici(no sé quién me manda meterme por ahí) llegué hasta el restaurante que corona el puerto de los Villares sin localizar la empinada cuesta que conduce hasta Jabalcuz. Me dí la vuelta pensando que era una locura seguir buscándola, que se me iba a hacer de noche. Pero cuando iba a arrojar la toalla después de haberme recorrido casi todas las urbanizaciones, comencé a subir por una cuesta empinada (Urbanización Bellavista) que recordaba haber bajado con la bici.
Algo más arriba cruce de caminos, volví a equivocarme (no está señalada la subida y las pocas señales que existen inducen a error), cogí el camino más empinado, el que subía recto. Se perdió entre las olivas y seguí subiendo en línea recta hasta que cogí la pista forestal.
De aquí hasta el refugio ya no había pérdida. Al llegar al refugio breve charla con el guarda (que me miraba como si acabara de bajar de un ovni) y muy amablemente me rellenó el bote del agua.
Ruta que tengo que repetir, muy chula y fresquita. Desde los 600 m llegas a los 1614, con lo que tiene un desnivel considerable que salvas en apenas 15 km.

Vistas desde Jabalcuz:


Estoy disfrutando como nunca he disfrutado para preparar una carrera, si hay algún pero, éste es el calor. Para que no se me haga de noche, tengo que salir entre las 6 y 6.30 de la tarde, con la fresquita.
Entre entreno y entreno también he metido alguna carrera, para no perder chispa.
Aunque sé que el 7 de agosto lo que menos voy a necesitar es chispa.
Sé que me faltan entrenos en altura, pero para eso tengo que desplazarme con el tiempo que ello conlleva, tendré que confiar en mi cuerpo y cruzar los dedos para que no me afecte la altura.

lunes, 6 de junio de 2011

5000 en pista Memorial Paco Manzaneda

El sábado 4 de junio se celebró el Memorial Paco Manzaneda en la pista de la Salobreja de Jaén.
No me gusta la pista, pero esto es como la tónica y cada vez que la pruebo me gusta más...
Masiva afluencia de corredores, sobre todo en veteranos, incluso los ocho jueces presentes baremaron la posibilidad de hacer dos salidas, pero al final se decidió que sólo controlarían a la cabeza de carrera y que los demás llevaran su cuenta.
Me coloco sobre la calle 4 y en 5ª o 6ª fila sabiendo que no era un buen sitio para coger una buena rueda, pero no podía avanzar más. Pistoletazo y empiezan los tropezones y zancadillas y el pedir "perdón" a diestro y siniestro.
Sabía que tenía que adelantar rápido para no quedarme encajonado en ningún grupo numeroso.
Cuando quise acordar y empecé a correr a mi ritmo estábamos en la 3ª vuelta (menos mal que no era un 1500).
Buscaba a mi compi de club Manolo, pero lo ví junto con Juanra que ya me sacaban cerca de 100 metros, así que dí por perdido ese grupillo.
Mientras me lamentaba por mi mala posición de salida y seguía adelantando gente (por la calle 2, 3 e incluso la 4) me pasó un corredor del Fermín Cacho al que decidí seguir.
Las vueltas empezaron a caer y la distancia que me llevaba el de Andújar se mantenía en 10 metros, empecé a sentirme cansado y pensé que acabaría marchándose. Gracias a la experiencia y consejo de mi buen amigo Cristóbal García Vico (espectador de lujo de la carrera) que a partir de la 7ª u 8ª vuelta empezó a gritarme: "Nono, arrímate a él, pégate", hice un esfuerzo y me pegué como un sello. De esta forma iba mucho más cómodo que cuando me llevaba una pequeña distancia
Los jueces nos gritaban cuando pasábamos por meta que íbamos el 12º y 13º de la general.
Pasamos a Miguel Angel Muñoz (antes de la Guardia Civil, ahora del Porcuna) y a otro corredor que no conocía).
Iba muy agusto y notaba que mis piernas aguantaban aún una marcha más.
A falta de 3 vueltas el iliturgitano metió la sexta, hizo un cambio de ritmo brutal. Así que yo me limité a hacer el que me permitiera acabar ese último kilómetro con la cabeza alta y gracias a eso veía a mi compañero Juanra cada vez más cerca, tanto que en la última vuelta pensé que lo iba a pillar.
Entrando en los últimos 500 metros me dobló el gran Manuel López, vencedor de la prueba. No me lo esperaba, así que no pude abrirme a la calle 2 (luego le pedí disculpas), el tío iba sobrado, aunque hubiera corrido por la 8 hubiera vencido.
Aumenté el ritmo pero Juanra también, así que entré a 10 metros escasos de él. Creo que al final pasé a otro corredor (si era un doblado iba demasiado rápido). Así que acabaría el 10º o 11º.
Rebajé la marca del año pasado en 35 segundos, parando el crono en 18'25''. Muy bien teniendo en cuenta que después de casi un año de parón sólo llevo un mes y medio entrenando.
Tirarle de las orejas a unos cuantos doblados que hacían oídos sordos a los jueces, cuando repetían hasta la saciedad que los doblados se fueran hacia las calles exteriores, dejando la 1 a la cabeza de carrera.
Aproveché la tarde para soltar a diestro y siniestro mi intención de subir al Veleta este año, y me dí cuenta que no era el único loco y que la media maratón de Calar Alto (en Almería) va a estar llena de jiennenses con ganas de ponerse a prueba cara al Veleta.
El domingo paliza para las piernas, tocaba tirada larga a ritmos lentos y con algo de desnivel.
Así que me metí entre pierna izquierda y derecha 28,5 kilómetro con algo más de 800 metros de desnivel positivo y otros 800 negativo. De Entrecaminos a La Guardia, carretera hacia Puerto Alto, subida a las Allanadas del Santo (Cerro San Cristóbal), volver a bajar a la carretera, Los Arenas, Bermejales y otra vez a Entrecaminos.
El perfil de mi ruta:


Pienso ir aumentando algo los kilómetros y el desnivel, si no quiero acabar tocado en el Veleta. Aunque me temo que a partir de ahora me irá costando más el encontrar cuestas, porque ¿dónde voy a encontrar cuestas en Almería?.

lunes, 30 de mayo de 2011

No me llames iluso….

Estoy completamente de acuerdo con la Cabra Mecánica. ¿Qué sería de nuestro “coco” sin las ilusiones?.
Gracias a ellas escapamos de la rutina, y nos hacen mantenernos vivos.
De ilusiones sabemos bastante los que nos gusta correr. Pasamos la mayoría de nuestras salidas pensando en proyectos, metas, carreras que nos gustaría disfrutar.
Partiendo de que hace apenas un mes que he salido de mi lesión; algunos me tacharán de loco, otros de irresponsable (incluso yo pienso que tengo bastante de las dos cosas), pero me he propuesto comenzar con la preparación para la Subida al Veleta (si es que existe preparación).
50 km, 3000 metros de desnivel y acabar por encima de los 3000 metros de altura, pienso que por mucho entreno que se lleve encima nada será suficiente.
De todas formas, todos sabemos que en este mundillo todo es relativo. La dificultad la pone uno, por lo que pienso tomármelo con mucha, mucha calma. Intentar disfrutar y acabar sin dolores en la espinilla.
Tengo muy buenas sensaciones con las piernas, he vuelto con muchas ganas de kilómetros y no me importa tomarme las cosas con más calma.
Así que la tirada larga la estoy alargando progresivamente (ya va por 25 km) y a la vez voy añadiendo algo más de dureza, un poco más de desnivel. También estoy aprendiendo a correr a ritmos mucho más lentos de los que acostumbro.
Sí, no es coña, cuesta trabajo correr a ritmos mucho más suaves que los que estás acostumbrado (si no lo crees, haz la prueba).
No pienso olvidar alguna salida de calidad (con cuestas o farlek) ni tampoco quiero dejar abandonada la elíptica, será muy aburrida, pero es la que me ha ayudado en mi obligado encierro. Así que si quito un día de impactos en los “periostios” pienso que me irá mejor.
Espero no estar sólo en esta aventura y que al final no se me rajen ni Alcorca, ni Andrés.
Quizás al final sea yo el que me raje, pero por ilusión que no quede.


miércoles, 18 de mayo de 2011

Volver a disfrutar

Con miedo aún, pero poco a poco vamos recuperando la normalidad.
Mi balance después de dos semanas de retorno es más que positivo.
Siento ligeras molestias aún en la pierna, pero parece que no es de la lesión. Así que sigo con mis automasajes y mi gel frío, pero cada vez con menos frecuencia.
Poco a poco me estoy metiendo caña. Este domingo en Jabalquinto, después de sólo dos semanas de entreno (una de ellas a trote cochinero y otra metiéndome cada vez más kilómetros pero a ritmos suavitos), me fue bastante bien. No estoy tan lejos de mi nivel habitual (y eso que no he metido calidad).
Ayer me hice una rutilla de toboganes, 5 km de cuesta arriba contínua (calentando a ritmo suave), 5 km rompepiernas (sube-baja cortos pero con mucha pendiente, apretando en las subidas y recuperando en las bajadas) y otros 2 km para enfriar.
Me he dado cuenta que a nivel de cardio estoy bastante bien (no me costó excesivo trabajo mantener un buen ritmo en Jabalquinto), pero de piernas estoy bastante flojo, lo noté ayer en los toboganes.
Supongo que le elíptica y la piscina me han ido de escándalo para conservar mi nivel de cardio.
Ahora sólo falta volver a poner las piernas fuertes y recuperar esos segundillos que ha perdido mi ritmo.
Pero despacio, para no recaer otra vez.
Cuando me vea otra vez bien, empezaré a pensar en nuevos retos, aunque de eso ya se está ocupando el amigo Alcorca que piensa por mí (¿no está demasiado cerca la subida al Veleta? ¿me dará tiempo a prepararme?).
No puedo evitar hacerme ilusiones, pero sé que no debería ir y espero que por una vez pueda más mi cabeza que mi corazón.
Lo que no descarto es alguna maratón a partir de septiembre, empezar a prepararme pal' tío del mazo. ¿Sevilla?, ¿Málaga?, ¿Madrid?.
Cambiando de tema, hay gente que dice que mi Pablete no se parece a mí. Yo cada día que pasa le encuentro más parecido, sino juzgar vosotros mismos:


viernes, 29 de abril de 2011

Como una golden lady

He herío' mi honor de macho.
Lo que juré y perjuré que nunca haría, lo he hecho: "me he depilado las piernas".
Exigencias del guión, si no quería seguir sufriendo en cada masaje era lo que tocaba.
Ayer subí otro peldañito más en mi recuperación.
Siguiendo los consejos de mi fisio, no aumenté la intensidad, sino la distancia. Fue una hora a ritmos tranquilos pero con mucha calor. Paré un par de veces para estirar gemelos y sóleos, y al finalizar el entreno me regalé una larga sesión de estiramientos.
Realmente el camino de los Bermejales no es la ruta más idónea para recuperar una periostitis, es un contínuo sube - baja, pero es lo que tiene vivir en Jaén.
Podría haberme ido a la Salobreja, pero es tan aburrido hacer carrera contínua en pista que siempre que lo he intentado he acabado metiendo cambios de ritmo y cuando uno empieza a picarse....
Los estiramientos van a ser clave en mi recuperación, así que no pienso escatimar tiempo en ellos.
Lo cierto es que la lesión me está cambiando el concepto de entrenamiento.
Cuando salga de ésta espero seguir la misma pauta: correr menos veces y meter elíptica y carrera en agua como rutina. De esta forma, sin tanto impacto, espero conservar algo mejor mis huesos y articulaciones.
Por lo pronto, y durante un tiempo, me olvido de competiciones, aunque le tengo mucha, pero que mucha morriña a "Sierra Elvira", que será este domingo. El año pasado acabé completamente destrozado, nada más cruzar la meta me prometí que no me metería nunca más en otro berenjenal como ése; pero el tiempo todo lo cura y si no llega a ser por esta lesión seguro que hubiera vuelto a "los tres morrones".
Esta temporada ya la he dado por perdida, pero espero estar fuerte para la que viene y volver a subir cuestas que me dé tortícolis con sólo mirarlas.

miércoles, 20 de abril de 2011

Ave Fénix

Me siento como un ave que no puede volar, muerta, hecha cenizas, cuando encerrado en mi sótano con la elíptica regalo de mi hermanito (muchas gracias Alfonso), o trotando en el césped de la Salobreja, pienso en tiempos no tan lejanos en los que sentía que corría rápido, o al menos libre.
El sótano de mi casa o la Salobreja, no son los lugares más adecuados para disfrutar corriendo. Pero está claro que mi lesión me pide tranquilidad (habría que verme en la llegada de Huelma).
Gracias a mi hermano, he vuelto a meterme "caña". Estoy sudando de lo lindo con la elíptica, y lo bueno es que no me duele la espinilla.
Tan bien estoy, que pensé que era hora de hacer alguna salida, así que por fin el lunes me escapé a los Bermejales a un ritmo muy tranquilo.
Disfruté de lo lindo, como hacía mucho tiempo no lo hacía. Las pulsaciones las llevaba más que controladas, con lo que el cansancio no apareció. Además hacía fresquito y una lluvia fina fue mi acompañante en todo el recorrido. Es indescriptible lo bien que huele el campo cuando llueve, mezcla de tomillo, romero, jamargos, tierra mojada... Los que creen que correr es aburrido deberían de trotar un día de lluvia por el campo, seguro que cambiaban de opinión, lo disfrutas con casi todos los sentidos, vista, olfato, oído...
Como todo lo bueno duró poco, unos 9,5 km. Llegué tan entero que incluso pensé meterme otra sesión de elíptica, pero no merece la pena forzar.
Ojalá fuera Ave Fénix, poder renacer de mis cenizas y hacerme más rápido, más fuerte, y, como soñar no cuesta, estar dentro de poco mojándole las orejas a unos cuantos a los que tengo en ganas.
Mientras tanto seguiré conformándome con elíptica, Salobreja y muy de vez en cuando alguna escapada por caminos blanditos.
Amigos, espero veros pronto de nuevo por las carreras.

martes, 12 de abril de 2011

¿El principio del fin?

Esto de la periostitis es como un túnel sin fin, no ves luz, a veces el reflejo de tus forzadas pupilas te engañan y crees atisbar algo de claridad y piensas que puede ser la salida.
Empecé a trotar algo por el césped de la pista de la Salobreja, pero he tenido que dejar el aquarunning y de trotar por culpa de ceder a un impulso. Pese a la oposición de mi fisio corrí en Huelma y volví a hacerme daño. Así que resignado me dispongo a seguir su consejo y estoy de parón total.
A la periostitis hay que unir una fibrosis (tengo totalmente enredadas las fibras musculares que pegan a la tibia).
Tengo que agradecer a mi compañero Antonio Oya (Fisyrec) su gran profesionalidad y paciencia conmigo y con mi amiga (la periostitis). El lunes me aconsejó un tratamiento distinto del que me había mandado el traumatólogo y parece que ha acertado de pleno.
Se trata de ondas de choque. Una máquina con un compresor te suelta "patadas" en la espinilla (en mi caso 2000, aunque en la tercera sesión hemos aumentado a 2500). Aunque el dolor de la primera sesión era insoportable, la mejoría fue inmediata. Espero que esta vez no me engañe mi vista y sea la definitiva salida del túnel.
Lo mío no es nada al lado de lo que tiene que estar pasando mi gran amigo Cristóbal García Vico (la pantera de Huelma). Ya en el cross de Úbeda me dijo que le habían detectado "algo" en una prueba de esfuerzo que realizó. Una posterior visita al cardiólogo le ha confirmado el mazazo, desde que me lo dijo en la entrega de trofeos del circuito de cross, cada noche que me despierta alguno de mis "pekeñajos" no puedo dormir pensando en cómo debe estar pasándolo.
Amigo Cristóbal, tómate las cosas con calma, deja la competición, pero nunca dejes de tener contacto con este mundillo al que tanto has dado.
Mi pequeño homenaje desde mi sitio para un gran atleta y mejor persona "la pantera de Huelma".

martes, 15 de marzo de 2011

¿Aquarunning? Noooo. Correr en el agua


En vez de quedarme en mi casa llorando y subiéndome por las paredes por no poder correr y siguiendo los consejos de mi fisio y compañero de club Antonio, he decidido "correr en el agua".

Él no lo llama así, dice que es "aquarunning", pero me niego a usar ese término, lo mismo que soy un corredor (y no un "runner"), salgo a correr (no a hacer "running") y cambio la cadena de la tele cuando no me gusta lo que echan (no hago "zapping").

Dejando el diccionario a un lado, sólo llevo dos sesiones, con lo que no puedo aún valorarlo.

Según Antonio, esto te mantiene en tu sitio, cuando vuelves a correr no notas el parón que has tenido.

Investigando algo más por internet, la gente habla maravillas de esta técnica.

Sólo necesitas bañador para practicarlo y por supuesto agua.

Todo lo demás lo vas aprendiendo poco a poco, es intentar llevar la técnica de carrera al agua (sin tocar pie). Al principio más despacito y conforme uno se va soltando ir aumentando la intensidad, como si esprintaras. Llevar el cuerpo recto y braceando, subir rodillas y talonar fuerte hacia atrás (como si fuéramos corredores de velocidad).

Unos 150 metros equivalen a unos 40 minutos de correr en el suelo. Con lo que teoricamente trabajas mucho más las piernas. Digo teoricamente porque cuando acabo para nada estoy cansado, cierto es que el primer día empezaron a darme tirones en gemelos y pies y tuve que dejarlo. Pero acostumbrado a llegar sudando, con las piernas cargadas y la respiración agitada, parece que si no terminas así, no has hecho nada.

Este ejercicio está especialmente recomendado para personas con sobrepeso, ya que gracias a la ingravidez producida por el agua no sufren para nada las articulaciones. También al ser mejor el intercambio calórico con el agua que con el aire, consumes más calorías, con lo que te ayuda a perder ese peso de más.

Además también trabajas mejor los músculos, sin tendencias a caer en vicios en la carrera (creo que por eso me dieron tirones el primer día, mi técnica de carrera es malísima y en el agua te obligas a hacerlo bien entrando todos los grupos musculares en su justa medida). El agua te ejerce presión por igual en todas direcciones, con lo que el ejercicio lo estás haciendo en cada momento de la zancada, cosa que no ocurre corriendo fuera, donde el grueso de ejercicio lo hacemos en el momento del impulso.

También dicen que mejora el sistema cardio-respiratorio.

Malo no tiene que ser y por supuesto mucho mejor que estarme quieto (que ya llevo un mes).

Toda esta teoría no sé si será cierta. Hasta que no vuelva a correr y realmente note que estoy donde lo dejé o incluso algo mejor (quién sabe).

En fin que animo a todo el mundo a hacerlo este verano.

martes, 8 de marzo de 2011

PERIOSTITIS TIBIAL

Ayer estuve en el trauma, y me confirmó lo que yo ya creía. Ese dolor tan intenso situado en la parte baja-interior de la espinilla parece ser una "periostitis tibial".
Creo que la culpa la tuvo ese fin de semana (12-13 de febrero) me pilló con mucho mono, con muchas ganas y con las pilas cargadas, creía que todo me lo podía comer y la cagué.
Llevo ya casi un mes parado y tengo que estar al menos otro mes más, electroterapia y fisioterapia. Veremos a ver si mi compañero Antonio Oya me arregla mi maltrecho periostio (suena a palabrota).
Mientras tanto a sufrir y a intentar controlar el mono.

jueves, 24 de febrero de 2011

El socialismo de los pobres

No tiene nada que ver con el atletismo, pero me han mandado un correo que me ha encantado. Y tiene mucho de verdad, ahí va:

"Compañero correligionario del Partido Socialista:Si tuvieras dos casas, ¿donarías una a la revolución?"
"SÍ" - responde el compañero militante.
"Y si tuvieras dos autos de lujo, ¿donarías uno a la revolución?"
"SÍ" - nuevamente responde el aguerrido militante.
"Y si tuvieras un millón de dólares en tu cuenta bancaria, ¿donarías la mitad para la revolución?"
"Lógicamente, lo donaría" - respondió el orgulloso compañero.
"Y si tuvieras dos gallinas, ¿donarías una para la revolución?"
"No" - respondió el compañero.
"Pero.. ¿por qué donarías un apartamento si tuvieras dos, un auto de lujo si tuvieras dos y 500.000 dólares si tuvieras un millón en tu cuenta...y no donarías una gallina si tuvieras dos?"
¡¡¡Cooooño,porque las gallinas SI las tengo!!!"
MORALEJA: Siempre es fácil ser comunista con la propiedad y el trabajo ajeno!!

Todos los "pobretones" somos rojillos, pero cuando dejemos de ser pobretones, habría que ver cuantos seguiríamos de ese color...

miércoles, 23 de febrero de 2011

Cuando dos más dos no son cuatro


Llevo más de un mes sin publicar ninguna entrada.
No es porque haya dejado de correr, el problema es que a raiz del nacimiento de mi Pablete, he tenido que reorganizar todo mi tiempo y llevarme parte de los alumnos que tenía mi mujer.
Al principio, con el permiso de paternidad, todo era color de rosa, por las mañanas arreglaba a mi hija para el colegio y después tenía todo el tiempo del mundo para correr. Pero a raíz de mi incorporación al curre todo ha cambiado.
Para empezar, no puedo tener una rutina de salidas, por lo que he perdido gran parte de la "chispa" que tenía en la San Antón.
Para colmo, el fin de semana pasado (19 y 20 de febrero), como no corrí en toda la semana, decidí hacerlo los dos días seguidos y como uno no es bruto....
El sábado subí al cerro San Cristóbal, llegando hasta las Allanadas del Santo y dejándome caer por los carriles hasta el castillo de La Guardia (unos 14 km. pero con un desnivel muy fuerte a salvar en apenas 1,5 km). Al llegar me estaba esperando mi Lucía para que la llevara al parque, así que apenas pude estirar, ducha rápida y a jugar y a disfrutar de mi niña.
El domingo, cuando dejé a la tropa desayunada y tranquila, me hice la ruta de los Bermejales (unos 17 km, durillos). Y al volver más de lo mismo, era casi la hora de comer, así que tampoco pude estirar.
El lunes no podía apoyar el pie izquierdo en el suelo del dolor tan grande que tenía en la parte interna de la tibia.
Estuve toda la semana de parón y como el domingo no me encontraba muy mal, decidí intentar correr el cross de Jaén.
Durante las dos primeras vueltas no fui mal, pero a partir de ahí fue un auténtico suplicio el acabar la carrera.
En la susodicha 2ª vuelta empecé a notar dolor y a descolgarme del grupillo con el que iba, me pasó Isa Bausán y me enganché a ella. La avisé que me iba a ser imposible darle ningún relevo y me contestó que no me preocupara, que ella también estaba machacada.
Entre lo mal que estaba el circuito y la cojera que llevaba a partir de la 3ª vuelta, aún no sé cómo no abandoné.
Nada más llegar a meta me fui directo para los fisios y allí me confirmaron que tenía muy inflamado el ligamento que va por la parte interna de la tibia. Me pegaron una buena paliza y parece que ha hecho efecto. Después de tres días a base de antiinflamatorios, hielo y reposo (relativo), me duele bastante menos y va remitiendo la cojera.
Ya que os he puesto al día de mi ausencia por la blogsfera os explico el por qué del título de esta entrada. Pienso que hay que cambiar el sistema de clasificación del circuito de cross. Un corredor que siempre le gana a otro, debe de estar por encima en la clasificación (o cuando menos darle la oportunidad de defenderse).
Cuál ha sido mi sorpresa al ver que en la clasificación general estoy por encima de David Selas. Pero si no le llego ni a la suela de las zapatillas. ¿Qué ha pasado?.
Lo único que ha pasado es que él se ha limitado a correr 4 cross, y yo al final he completado 6. Con lo que, cosas del azar, hemos terminado con la misma puntuación, pero yo tengo más cross, con lo que lo he adelantado en la clasificación general.
Pienso que nunca debería de darse este caso. Sería más bonito y mucho más competitivo citar a todos los atletas que hubieran acabado empatados y discernir el empate con un duelo. Un tú a tú, donde sabes que tu rival directo es sólo esa persona. No sería muy complicado coger un sábado por la tarde o un domingo la pista de la Salobreja y correr un 5000 sólo para los empatados de cada categoría.
Ni en mi mejor momento de forma de esta temporada he logrado estar cerca de él. En la San Antón me metió casi dos minutos.
Espero que la organización vaya puliendo este tipo de errores que no deberían de darse.
En fin, desde aquí felicitar a David Selas (ya lo haré en persona) y decirle lo que todos ya sabemos, que él, hoy por hoy, me da mil vueltas.

lunes, 17 de enero de 2011

SAN ANTON 2011


Sin duda la mejor carrera de mi vida.
No por los resultados (que no estuvieron nada mal), sino por lo que disfruté y las emociones que sentí y que llevaba encima desde el viernes, cuando a las 8.30 de la tarde me dijo mi mujer: "Nono, parece que me ha dado un dolorcillo". A las 23.00 me pusieron la bata y los patucos para entrar al paritorio y a las 23.40 ya asomó su cabecita mi Pablete, la cosa más bonita y más emocionante que me ha pasado nunca. Con Lucía no pude estar en el parto y no me podía ni imaginar lo que se siente al ser el primero en ver la cabecita de tu hijo, es algo que no se puede explicar con palabras, pero sí con lágrimas de emoción y de alegría.
En esta carrera, como ocurrió el año pasado, tuve el placer de calentar con mi padre, que otro año más cumple con la tradición y corre la San Antón como su particular regalo de cumpleaños (le han caído 65, menos mal que no le ha pillado otra de las sorpresas de ZP).
Además también se animó a correr mi suegro y mientras calentamos y saludaba a tantos y tantos conocidos de las carreras, nos encontramos con mi compi de curre, Juan Carlos, que era su debut en esto del correr (¿ves como esto es más divertido que correr en cinta?).
Cuando uno va cumpliendo años y al cabo del tiempo ves a amiguetes de correrías del instituto, te da mucha alegría, pero si además el escenario es en este tipo de eventos, mucho más, porque ves que no eres el único loco de la panda de juerguistas que se ha pasado a la vida sana. Así que cuando se me acercaron Emilio Lara y Jesús Carballo a saludarme me dieron otro subidón, hacía mucho tiempo que no los veía.
Parece mentira que uno pueda saludar a tanta gente en tan poco tiempo.
Al entrar al redil me puse a buscar al que iba a ser mi liebre, una liebre de lujo, es todo un veterano, no por la edad, sino por los kilómetros y carreras que lleva en sus piernas (y vaya tiempos que se gasta), el gran José Carlos del Quiebrajano. Iba a tirar de sus pupilos a ritmos de 3.50-4.00 y me subí al carro (pensando que no iba a poder aguantar mucho).
Aquí me dí cuenta que la veteranía es un grado, salimos justo por detrás de los federados en una inmejorable posición, gracias a como se abría paso José Carlos.
Pistoletazo y a correr, me costó un poco adaptarme al ritmo que impuso al principio, pero mediado el Gran Eje empecé a encontrarme muy agusto. Cuando la gente estaba apagada, José Carlos levantaba los brazos y nos llovían los aplausos (qué gran corredor popular es este tío).
Al comenzar a subir la Avda de Madrid, nos dió instrucciones para que subiéramos con el mismo ritmo desde el principio hasta el final. Pero aquí salieron a relucir las dos últimas semanas de entrenos subiendo por la Casería del Vicario hasta el Neveral o la Mella.
Así que decidí aumentar algo el ritmo e irme en busca de Cristóbal del Maratón Jaén, viendo que aún me quedaban varias velocidades por meter, apreté un poco más y en Pioneros pillé a varios corredores de Jódar (entre ellos uno de los mejores Veteranos C de la provincia), con lo que empecé a pensar que llevaba muy buen ritmo (no llevaba crono).
En la Fuente de Don Diego, adelanté a Rafa Martínez, promesa del Jaén Clima y del runner popular de Jaén, creo que el chaval tiene que atravesar problemas porque no es normal que estuviera "tan retrasado".
Ya tenía en mi punto de mira a mis compañeros de club Félix y Agustín (ánimo campeón, sin apenas entrenarte en tanto tiempo y estás fenómeno), los adelanté en La Alcantarilla y superé el escollo de la carrera bastante entero (seguro que más de uno petó aquí).
Al bajar por La Carrera (lástima que este año nos hayan quitado el marco de La Catedral iluminada), aunque apreté, se me escapó el corredor de Jódar.
Iba muy entero, pero sabía que aún quedaba mucha carrera.
Cuando giramos por la cuesta del hospital, comencé a agitar los brazos y mirar para arriba, quería saludar a mi mujer y mi pequeño Pablillo (gracias a eso me reconoció).
Poco antes de entrar al Gran Eje, vi a mi compi Manolo, "el champion", lo adelanté y aquí es cuando pensé: "macho estás haciendo la carrera de tu vida". En plena curva de Carlón (para los jiennenses de más años) o de Ivarte (para los que no tienen tantos años), adelanté a Miguel Angel Muñoz (de la Academia de Guardia Civil) y decidí afrontar el Gran Eje con ritmo vivo.
En este punto la gente apenas me dejaba adelantar, en parte me vino bien, porque al salir de la Fuente del Gran Eje, pasábamos de un estrechísimo pasillo en el que apenas podían pasar dos corredores juntos a una anchura de calle de unos 20 metros, es pasar de una sensación de ir realmente rápido a parecer que te has frenado (cuando en realidad creo que mantuve el mismo ritmo).
Miré el reloj de meta y marcaba 32.40, aunque mi tiempo real fue de 33.14 (se ve que la meta estaba algo más lejos), a 3.49 de media en 8,700 km (no sé si la distancia sería real), 156º de la general.
Entré justo por delante de Pepe Burgos (no sabía que era él, sino seguro que me da miedo y no lo adelanto) y vi que el crack de Juanra sólo había entrado unos segundos por delante mía.
Ya con mi fanta en la mano, saludé al gran Javi Olea (enhorabuena, el 13º, bonito número, entre tantísima élite en una San Antón, ya es correr..., y además 3º de su categoría).
Salí pitando, sin poder saludar ni preguntar a nadie, al día siguiente había cole y tenía que duchar, darle de cenar a mi Lucía y acostarla tempranito.
Enhorabuena también al maquinón de mi amigo y vecino Fini, por su puesto 41º y a todos y cada uno de los casi 4000 atletas de la carrera B y de los 1400 de la carrera A (la de los pekes), que cada uno con arreglo a sus posibilidades volvieron a hacer posible que otro año más la carrera de San Antón sea una de las mejores del mundo.
Gracias a cada uno de los cientos de miles de espectadores que entre gritos, aplausos y antorchas te llevan en volandas y hacen que realmente sea una carrera mágica, gracias a los cientos de voluntarios que de forma altruista y profesional colaboran para que todo salga perfecto y, por supuesto, gracias a la organización, que toma nota de los errores de otros años y logra superarse.