martes, 8 de junio de 2010

TODO LO QUE SUBE, BAJA.

Hay rachas en que uno se encuentra pletórico, te crees capaz de romper todos los límites, en que a pesar de poner el listón bien alto sabes que lo vas a lograr, disfrutas con cada zancada, te sientes fuerte, nada ni nadie te puede parar. Tu corazón, tus pulmones, tu mente y tus piernas son un conjunto armonioso capaz de llevarte a otra dimensión, escapas del mundo real y sientes que realmente eres tú.
Pero es increíble lo fácil que viene un bajón, no sé si será psicología, pero basta unos pocos días siendo infiel a tus entrenos y lo notas, vaya si lo notas.
El problema es que desde principios de abril no doy pie con bola, no puedo organizarme y apenas estoy entrenando. Al empezar la obra, cortando con una radial me saltó una esquirla al ojo, como no sabía que se me había clavado no fui a Urgencias hasta el día siguiente, cuando llegué me lo vendaron con la esquirla aún clavada porque el oftalmólogo de urgencias se marchaba a las 13.00 horas, no me lo iban a quitar hasta el día siguiente. Así que tuve dos días la dichosa esquirla en el ojo.
Cuando salgo a correr me encuentro extremadamente cansado, me cuesta horrores correr más de 10 km. Además tampoco ayuda los calores que hace por estos lares.
Las pocas salidas, el calor, el no sentirme fino, todo se ha juntado para hacerme sufrir sobremanera en las carreras populares.
Empezó en Torredelcampo, no me sentí mal pero tardé 8 segundos más que el año pasado y la mala racha ha continuado en Andújar, unos 15 segundos más lento que el año pasado.
Aquí cometí un error de novato, no escuché a mi cuerpo. No me situé muy bien en la salida, así que apreté muy fuerte al principio, me situé detrás de David y de Luis del Alcazaba y mantuve el tipo hasta que mi cuerpo me dijo “basta”, calculo que habrían pasado un par de kilómetros cuando bajé algo el ritmo y me pasaron las primeras féminas: Khadeja y Mª Belmonte, ni intenté seguirlas, siguieron pasándome corredores y mi bajón anímico cada vez era mayor. Me pasó Isa Bausán (3ª fémina) y pensé que llevaba un ritmo asequible, así que me coloqué a su rebufo y dejé que fueran cayendo los metros. Cada vez que girábamos una calle pensaba que ahí estaba la meta, pero no, que mal calculé la distancia, mi coco se bloqueó, sólo deseaba acabar ya y bajó mucho mi rendimiento, notaba como prácticamente iba parado mientras me pasaba gente, en los últimos compases me pasó también Lourdes González, y una multitud de corredores, me había quedado sin gasolina y lo que era peor se me había bloqueado la “centralita”. Lo pasé muy mal, no tanto por el cansancio físico, sino por no ser capaz de plantar cara en una carrera.
La semana pasada salí con mi vecino Serafín por el Cerro San Cristóbal y una hojita de pino fue a hacerme la puñeta en el ojo (sí, en el mismo de la esquirla), cuatro días a base de pomada y colirio para curar la herida de la córnea.
Este sábado 5 de junio tocó Memorial Paco Manzaneda (5000 metros en pista). Llegué con la hora justa (para variar), así que me coloqué el dorsal y a calentar. No quería forzarme lo más mínimo, visto lo visto de las últimas carreras, pero a pesar de eso soñaba con alcanzar los 3.35-3.40 de media. Había quedado con Fini, pero no aparecía, poco antes de dirigirme al control de salida lo veo vestido de paisano, se vé que su mujer lo enganchó para ir al Mercadona. Así que justo antes del pistoletazo lo ví ajustándose el dorsal atrás del grupo, como iba a salir desde el pit-lane me dio lástima de la criatura y retrocedí hasta su altura.
Pistoletazo y después de adelantar a bastante gente diviso a unos 25-30 metros el grupillo de Cristóbal, David, Luis y otros, así que intento no perder la distancia mientras noto soplos en el cogote, miro por el rabillo del ojo y me encuentro con Serafín. Pienso que es buena señal que aún no me haya pasado, eso quería decir que íbamos a hacer la carrera juntos. Mantengo la distancia con los de adelante y al poco comenzamos a doblar a gente (¿ya?), menos mal que el comportamiento de la gran mayoría de los corredores fue ejemplar y los que sabían que iban a acabar doblados ocupaba la calle 2 y tres (aunque había alguno que otro que no asumía su papel de doblado).

No llevaba crono, pero creo que fui un reloj en las 6 primeras vueltas, a la séptima me giré y le pedí relevo a Fini, notaba que empezaba a fallarme las fuerzas y no quería que decayera el ritmo, no sé si tardó una o dos vueltas en dármelo, se nos había escapado algo el grupillo de delante y no llevaba referencia alguna, sólo doblados, empecé a dar zapatillazos (sí Fini, eso es síntoma de que empiezo a cansarme) y por fin me dio el esperado relevo, lo dejé que se fuera unos 5 ó 6 metros y cogí su ritmo, me encontraba agusto de nuevo y a un buen ritmo (mejor que el que yo llevaba), lo que ayuda el tener a alguien delante.
Empecé a creerme que no nos iba a doblar la cabeza de carrera, pero al poco de pasar por meta en la penúltima vuelta anuncia megafonía (“aquí viene la cabeza de carrera, última vuelta para ellos”), cuando nos faltaba unos 600 metros para acabar tuvimos que abrirnos a la calle 2 para dejar que nos doblaran los Rafas y Cañabate, al pasar por meta nos cerramos otra vez a la calle 1 para enfilar nuestra última vuelta. Fini apretó algo el ritmo y lo mantuve bien, pero a falta de 200 metros, mamma mía sacó el arsenal (creo que dejó goma quemada de la zapatilla en la pista), qué sprint tiene el chaval, en sólo 200 metros me metió 50 de ventaja (y yo no iba parado), pero no sólo eso, fue capaz de enganchar al grupillo de adelante y pasar a Cristóbal y a alguno más in extremis para acabar en unos meritorios 18:54 (él sí llevaba crono), yo acabaría sobre 10 ó 15 segundos más tarde.
Mi enhorabuena, porque a pesar de sus múltiples problemas es un toro y un atleta que se crece en competición. Puede estar contento con su carrera, aunque haya tardado casi un minuto más que el año pasado, dadas sus condiciones actuales (lesiones, falta de entrenamiento y el poco que ha hecho con membrillos como un servidor).
Yo, contento con mi carrera, supe mantener un ritmo, aunque un poco contrariado porque a pesar de ser un 5000 en pista sólo fui capaz de rodar a 3.49 de media exactamente igual que en Salobreña (que era 10 km en ruta). Será porque en Salobreña sí llevaba referencias, o porque acababa de enterarme del embarazo de mi mujer y no pensaba en la carrera, aún no me explico por qué he sacado la misma media a pesar de ser la mitad de distancia y en pista.
El día de mi Santo a Calahorra: “Media Maratón Subida a la Ragua” con Manolo Calvillo como liebre (si soy capaz de seguirlo).
Ya os tendré al tanto.

2 comentarios:

  1. Felicidades por esas buenas marcas. No te obsesiones con comparar con el año pasado porque realmente 8 segundos o 20 segundos no son diferencias significativas y mucho menos atribuibles a un peor estado de forma sino más bien a otros factores. Ya te digo, a efectos prácticos aunque 8 segundos parezcan diferencia no lo son. Ahora en verano, a no ser que seas gebresselassie, el rendimiento baja muuuuucho porque empiezas a perder parte de las pulsaciones que normalmente usas para correr para dedicarlas al tema de la termoregulación. Además cada litro de liquido que pierdes el rendimientod ecrece...en fin, que en veranbo hay que usar otra "vara de medir". Un abrazo. ¡¡Estás que te sales!! Miedo me das en invierno. :)

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  2. Gracias Barney por esos ánimos. Lo que me preocupa no son las marcas en sí, sino las sensaciones. No me encuentro fino, pero no hay nada que no se arregle con un entrenamiento constante (cosa que en la actualidad brilla por su ausencia).
    Ayer corrí en La Ragua, esperaba verte por allí, fue mucha gente del Zapillo, pero bueno eso lo contaré en otra entrada del blog.
    Un abrazo y te aviso cuando vaya por Almería.

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